Mi vida siempre ha sido monótona, siempre cazando gallinas. Me aburría pasar los días así.
Desde que el Principito me domesticó, mi vida se llenó de luz y no volví a ser aquel zorro aburrido, apagado. Le rogué una y otra vez "¡domestícame, por favor!", y luego le conté mi secreto: Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos
El Principito se fue, y necesito volver a verlo, rescatarlo.
¿dónde estará?
¡Necesito encontralo!
Pero solo no puedo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario